miércoles, 28 de enero de 2015

BODEGAS ESPAÑOLAS, ¿REFERENTES ARQUITECTÓNICOS?



¿La arquitectura puede ser una fuente de inversión?

Bien sabemos que España tiene un gran reconocimiento mundial por su gastronomía y por sus vinos. Sobre gracias a estos últimos somos el país con mayor número de hectáreas de viñedos, en concreto 1,2 millones. Sin embargo hasta día de hoy poco tenía eso que ver con la arquitectura.

Es indudable que el mundo de los vinos es un sector cada vez más en auge, pero al fin y al cabo es un negocio, con lo cual su objetivo es tener cuanto más beneficio económico mejor. Para eso la imagen del producto es fundamental, que actualmente sobrepasa el colocar un pegatina “bonita” en la botella o elegir el color del cristal.


Como en cualquier sector donde prima la estética y el sentido del gusto para dar salida a la producción, ésta tiene que tenerse en cuenta todo el proceso. Esto ha hecho que las principales empresas bodegueras españolas hayan decidido apostar por la arquitectura del siglo XXI para crear grandes obras de arte, que van mucho más allá de la clásica labor de almacenaje y crianza del vino. Lugares con historia, renovados por arquitectos de prestigio, para ofrecer no solo buenos vinos sino espacios para ser disfrutados, y utilizados como símbolo de la propia bodega.

Bajo mi punto de vista, es un fenómeno enormemente interesante ya que gracias de este hecho podemos contar en España con obras de arquitectos galardonados incluso con el premio Pritzker como Frank Gehry, Zaha Hadid o Norman Foster. Además estas son obras que se encuentran en plena naturaleza, rodeada de viñedos con lo cual las formas y volúmenes no se delimitan ni se ven obstruidas por un trazado urbano sino por el propio entorno natural. Se crean edificios esculturales y espacios que podemos calificar de emblemáticos.

Ejemplos de esto, son la bodega del Marqués de Riscalo. Ésta puede presumir de ser la  más antigua de La Rioja, y cuenta con un nuevo edificio diseñado por el arquitecto canadiense Frank Gehry. El interior del edificio está totalmente diseñado por Gehry, desde el mobiliario y las luminarias, hasta las cortinas, dándole a todos los espacios interiores la identidad propia del autor.
Siendo críticos es un nuevo museo Guggenheim o al menos continúa muy en la línea de lo que Gehry nos tiene acostumbrados. Aunque esperemos que a ojos del propio arquitecto quede exento de ser “pura mierda” tal y como el suele concebir al 98 por ciento de la arquitectura. Aun así indudablemente aporta frescura al concepto de bodega tradicional.


También encontramos la ampliación de la bodega López Heredia, realizada por la arquitecta Zaha Hadid, la única mujer que galardonada con un Pritzker. La iraquí plantea un envoltorio que partiendo de una forma rectangular, se va distorsionando hasta convertirse en un elemento orgánico que podría asimilarse a un decantador. La conexión de esta ampliación con el resto de la bodega se realiza mediante una cubierta escultórica que envuelve a la propuesta y se extiende por el patio de la bodega, que sirven de nuevo acceso a las instalaciones. Un volumen que no pasa de inadvertido con la estética clásica de la bodega.

En Ribera del Duero se sitúa otra de los para nada convencionales espacios vinícolas. Esta es Bodegas Portia, diseñada por Norman Foster. La superficie se reparte en tres espacios destinados a una función concreta (fermentación, crianza y envejecimiento de botellas). Como podemos observar en planta tiene una forma estrellada adaptada a los desniveles del terreno e integrada en el entorno gracias al uso de acero cortén y al hormigón. Los arquitectos siguieron a fondo el proceso de producción del vino, y la forma resultante pare casi una interpretación propia del mismo. Se pueden leer los tres pasos comentados, donde el núcleo actúa como centro de “operaciones”. El desnivel comentado con anterioridad, se utiliza de manera que el pabellón más sumergido se destina al almacenamiento de botellas por tener una mayor inercia térmica, mientras el pabellón de fermentación está mas expuesto al exterior permitiendo la evacuación de los gases que se producen. Además la carretera se sitúa encima de dos cubiertas para descargar directamente la uva.


Una que no podía faltar era la bodega Ysios de Calatraba, cuyo diseño recuerda a barriles de vino puestos en hilera y cubiertos por un manto futurista. Los materiales como no, son principalmente la madera y el aluminio en la cubierta. Para no ser menos, esta es otra obra defectuosa de Santiago, donde la cubierta ha dado problemas desde el momento de su construcción en 2001, hasta el punto en que bodegas Domenecq (propietarios de Ysios) interpusieron hace poco una demanda contra tras años de parches y arreglos inútiles. En este caso vanguardia y funcionalidad más que ir de la mano se han dado palos.


Encontramos montones de ejemplos más como las bodegas Irius de J. Merino Pascual, donde la deconstrucción de piezas es muy fuerte, o las bodegas Baigorri o Mas Rodó, etc. Bodegas repartidas por distintos lugares de España de una gran riqueza arquitectónica, cuyas formas saben combinarse casi a la perfección con las labores y el largo proceso de crianza del vino.









Como vemos no son ni una ni dos las bodegas vinícolas que han decidido por apostar fuerte en la arquitectura. Este fenómeno no se da con frecuencia en el resto del mundo, podría decirse que  nuestro país es un referente de innovación, al menos desde mi punto de vista.
¿Pero cual es el beneficio que saca una bodega al invertir en arquitectura? Es decir, ¿por que el contratar a algunos de los arquitectos más prestigiosos (y caros) del mundo? Si tenemos en cuenta datos económicos veremos un gran crecimiento de esta industria en los últimos años. En concreto el año pasado, en nuestro país hubo un aumento de beneficios del 4.4%, dato que parece algo ridículo hasta que vemos que en cifras se traduzca a la friolera de 6465 millones de euros más. Como consecuencia de ello nos hemos convertido en país con mayor producción de vino del mundo.
Al ver este dato lo primero que se me vino a la cabeza fue ¿tan bueno es el vino español? Pues o en plena crisis mundial la gente se da a la bebida (hipótesis muy válida) o los mejores empresarios (por suerte o por desgracia) se encuentran en esta industria.
Investigando un poco más sobre este mercado vi que el “éxito” se lleva también al campo de la exportación ya que este creció en un 9%, es decir, si los beneficios aumentaron en un 4,4% la exportación duplica este porcentaje. Y rematando un poco mas la faena  y aunque pueda resultar algo difícil de creer, la lista que no encabezamos es la de consumo de vino, donde países como Francia nos triplica, quedando por debajo de Italia, Alemania, etc.
Resulta muy interesante, o al menos en mi opinión, que España, el país donde más se apuesta por la arquitectura actual en bodegas, se mantenga desde hace unos años en las primeras posiciones en cuanto a exportación y comercio de vinos. El gasto de millones de euros en nuevas bodegas puede interpretarse como toda una inversión en este sector que acaba dando bastantes beneficios, ya que estas no solo sirven para la producción de vino, se llegan a convertir en todo un símbolo de las mismas. En muchas de ellas se organizan rutas donde turistas pueden visitar las instalaciones y observar todo el proceso de cerca, creándose una mezcla vinícola-arquitectónica que podríamos calificar al menos como sugerente. Por otra parte nos acerca al debate de imagen- producto, ¿qué porcentaje representa cada uno?.
En cualquier caso, y desde  el punto de vista de un estudiante de arquitectura, toda inversión y financiación de ésta debería ser considerada como positiva.





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