¿La arquitectura puede ser
una fuente de inversión?
Bien sabemos
que España tiene un gran reconocimiento mundial por su gastronomía y por sus
vinos. Sobre gracias a estos últimos somos el país con mayor número de
hectáreas de viñedos, en concreto 1,2 millones. Sin embargo hasta día de hoy
poco tenía eso que ver con la arquitectura.
Es indudable
que el mundo de los vinos es un sector cada vez más en auge, pero al fin y al
cabo es un negocio, con lo cual su objetivo es tener cuanto más beneficio
económico mejor. Para eso la imagen del producto es fundamental, que actualmente
sobrepasa el colocar un pegatina “bonita” en la botella o elegir el color del
cristal.
Como en
cualquier sector donde prima la estética y el sentido del gusto para dar salida
a la producción, ésta tiene que tenerse en cuenta todo el proceso. Esto ha
hecho que las principales empresas bodegueras españolas hayan
decidido apostar por la arquitectura del siglo XXI para crear grandes obras de
arte, que van mucho más allá de la clásica labor de almacenaje y crianza del
vino. Lugares con historia, renovados por arquitectos de
prestigio, para ofrecer no solo buenos vinos sino espacios para ser
disfrutados, y utilizados como símbolo de la propia bodega.
Bajo mi punto de vista, es un
fenómeno enormemente interesante ya que gracias de este hecho podemos contar en
España con obras de arquitectos galardonados incluso con el premio Pritzker
como Frank Gehry, Zaha Hadid o Norman Foster. Además estas son obras que se
encuentran en plena naturaleza, rodeada de viñedos con lo cual las formas y
volúmenes no se delimitan ni se ven obstruidas por un trazado urbano sino por
el propio entorno natural. Se crean edificios esculturales y espacios que
podemos calificar de emblemáticos.
Ejemplos de esto, son la bodega del
Marqués de Riscalo. Ésta puede presumir de ser la más
antigua de La Rioja, y cuenta con un nuevo edificio diseñado por el arquitecto canadiense Frank
Gehry. El interior del edificio está totalmente diseñado por Gehry,
desde el mobiliario y las luminarias, hasta las cortinas, dándole a todos los espacios interiores la identidad
propia del autor.
Siendo críticos es un nuevo museo Guggenheim o al menos continúa muy en la línea de lo que Gehry nos tiene acostumbrados. Aunque esperemos que a ojos del propio arquitecto quede exento de ser “pura mierda” tal y como el suele concebir al 98 por ciento de la arquitectura. Aun así indudablemente aporta frescura al concepto de bodega tradicional.
También
encontramos la ampliación de la bodega López Heredia, realizada por la arquitecta Zaha
Hadid, la única mujer que galardonada con un Pritzker. La iraquí plantea un envoltorio que partiendo de una forma
rectangular, se va distorsionando hasta convertirse en un elemento orgánico que
podría asimilarse a un decantador. La conexión de esta ampliación con el resto
de la bodega se realiza mediante una cubierta escultórica que envuelve a la
propuesta y se extiende por el patio de la bodega, que sirven de nuevo acceso a
las instalaciones. Un volumen que no pasa de inadvertido con la estética
clásica de la bodega.


En Ribera del Duero se sitúa
otra de los para nada convencionales espacios vinícolas. Esta es Bodegas Portia, diseñada por Norman Foster. La superficie se reparte en tres
espacios destinados a una función concreta (fermentación, crianza y
envejecimiento de botellas). Como podemos observar en planta tiene una forma
estrellada adaptada a los desniveles del terreno e integrada en el entorno
gracias al uso de acero cortén y al hormigón. Los arquitectos siguieron a fondo
el proceso de producción del vino, y la forma resultante pare casi una
interpretación propia del mismo. Se pueden leer los tres pasos comentados,
donde el núcleo actúa como centro de “operaciones”. El desnivel comentado con
anterioridad, se utiliza de manera que el pabellón más sumergido se destina al
almacenamiento de botellas por tener una mayor inercia térmica, mientras el
pabellón de fermentación está mas expuesto al exterior permitiendo la
evacuación de los gases que se producen. Además la carretera se sitúa encima de
dos cubiertas para descargar directamente la uva.

Una que no podía faltar era la
bodega Ysios de Calatraba, cuyo diseño recuerda a barriles de vino puestos en
hilera y cubiertos por un manto futurista. Los materiales como no, son
principalmente la madera y el aluminio en la cubierta. Para no ser menos, esta
es otra obra defectuosa de Santiago, donde la cubierta ha dado problemas desde
el momento de su construcción en 2001, hasta el punto en que bodegas Domenecq
(propietarios de Ysios) interpusieron hace poco una demanda contra tras años de
parches y arreglos inútiles. En este caso vanguardia y funcionalidad más que ir
de la mano se han dado palos.
Encontramos montones de
ejemplos más como las bodegas Irius de J. Merino Pascual, donde la
deconstrucción de piezas es muy fuerte, o las bodegas Baigorri o Mas Rodó, etc. Bodegas repartidas por distintos lugares de España de una gran riqueza arquitectónica, cuyas formas saben combinarse casi a la perfección con las labores y el largo proceso de crianza del vino.
Como vemos no son ni una ni
dos las bodegas vinícolas que han decidido por apostar fuerte en la
arquitectura. Este fenómeno no se da con frecuencia en el resto del mundo,
podría decirse que nuestro país es un
referente de innovación, al menos desde mi punto de vista.
¿Pero cual es el beneficio
que saca una bodega al invertir en arquitectura? Es decir, ¿por que el
contratar a algunos de los arquitectos más prestigiosos (y caros) del mundo? Si
tenemos en cuenta datos económicos veremos un gran crecimiento de esta
industria en los últimos años. En concreto el año pasado, en nuestro país hubo
un aumento de beneficios del 4.4%, dato que parece algo ridículo hasta que
vemos que en cifras se traduzca a la friolera de 6465 millones de euros más.
Como consecuencia de ello nos hemos convertido en país con mayor producción de
vino del mundo.
Al ver este dato lo primero
que se me vino a la cabeza fue ¿tan bueno es el vino español? Pues o en plena
crisis mundial la gente se da a la bebida (hipótesis muy válida) o los mejores
empresarios (por suerte o por desgracia) se encuentran en esta industria.
Investigando un poco más
sobre este mercado vi que el “éxito” se lleva también al campo de la
exportación ya que este creció en un 9%, es decir, si los beneficios aumentaron
en un 4,4% la exportación duplica este porcentaje. Y rematando un poco mas la
faena y aunque pueda resultar algo
difícil de creer, la lista que no encabezamos es la de consumo de vino, donde
países como Francia nos triplica, quedando por debajo de Italia, Alemania, etc.
Resulta muy interesante, o
al menos en mi opinión, que España, el país donde más se apuesta por la
arquitectura actual en bodegas, se mantenga desde hace unos años en las
primeras posiciones en cuanto a exportación y comercio de vinos. El gasto de
millones de euros en nuevas bodegas puede interpretarse como toda una inversión
en este sector que acaba dando bastantes beneficios, ya que estas no solo
sirven para la producción de vino, se llegan a convertir en todo un símbolo de
las mismas. En muchas de ellas se organizan rutas donde turistas pueden visitar
las instalaciones y observar todo el proceso de cerca, creándose una mezcla vinícola-arquitectónica
que podríamos calificar al menos como sugerente. Por otra parte nos acerca al
debate de imagen- producto, ¿qué porcentaje representa cada uno?.